domingo, 12 de julio de 2009

Poema Muerto

Agonizo pálido entre las sábanas
Copas con Ginebra de sobras iluminadas
El sol a media tarde habla terso
Es mi habitación vacía
Alguien golpea

Guardo silencio
Contengo la respiración
El sonido de la puerta insiste lerdo
Dos golpes secos retumban los orzuelos del espejo
Moribundo el corazón sobre la mano izquierda
…aún palpita
…suena
…grita
Son gemidos de temor
En la angustia segundos más y muere

Gira la perilla delicadamente
Me escondo tras la penumbra maquillada
Ella viste de listones marrones agigantados
a la punta de su boca un felino gris
Me sonríe bifurcado sus ideas
Es la muerte que me ronda
Yo la vi
…en las calles de la plaza de Botero
…en las rutas del estiércol azulado
…en las noches del invierno en Madrid

Sentémonos
¿Quiere vino?
Moribundo yo sentado
Le contemplo su mirada
El perfil inescrutable proyectando el dolor
No quiero vino
Ni a usted tampoco lo necesito
Dice ella aglutinando su garganta de mugre y chocolate blanco

Adelanta sus pasos
Sienta sus nalgas prominentes en hedor
Al colchón pulgoso que me aguarda
Junto a mí
Me señala el pedazo de carne
Que minutos atrás dejo de salpicar dolor
Ira
Olvido

Entonces se lo entrego
No moribundo
Muerto

Lo pone en una bolsa de figuras circulares
Sale de la habitación
La penumbra regresa sin maquillaje
Tomo el arma en mi mano y disparo
El sol a media tarde
Ilumina los silencios
Mi cuerpo yace sobre el colchón

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