viernes, 3 de julio de 2009

Lloverá de placer el cielo

Voyeristas al espiarnos escondidos
esos de largas batas blancas y destellos
irrigados fantasmales los deseos
que se muerden en sus labios aún virgenes

Pasados de la hora de llegada
fugitivos en las calles hoy se encuentran
y preguntan las falacias del amor nocturno
a las ciertas esperanzas de la tregua

Y es entonces en la noche del deseo
de los besos, las palabras y la cena
al abrigo de los cuerpos en penumbra
!la ventana que se abre con esmero!

Son espías de los cielos trasnochados
curoseando el amor enceguecido del momento
yo me visto y les pregunto afanado
¿no es acaso este el mismo cielo?

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