Son llamadas gástricas hurgando mis ojos
corriendo en saltos hasta mi boca
al tanto otros gritan de saciedad
el dolor de la poesía en estos versos
Levanto auriculares hasta el cielo
y traspasan las sombras de la muerte envejecida
preguntan esas voces por el recuerdo del principio
de la vida antes del dolor del silencio
Son mujeres ajenas tejiendo amoríos costosos
Niños bastardos jugando a escondites eternos
Son hombres castrados buscando a los presos
de la vida en el universo que se extingue lerdo
Los teléfonos del Universo no suenan
Las oficinas de los planetas han caducado
El eco de lamento del Eterno
espera impaciente que algún muerto
quizá un sobreviviente
Hable al otro lado de la línea
y quiebre la nefasta idea concebida
de un mundo sin humanos
sin voces en el Universo
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Gracias, enhorabuena.