viernes, 22 de enero de 2010

Nunca, jamás

Si pudiera un recital tener vida propia, llevaría un calzado verde, y sombreros o pelucas para la noche de glamour

Pero sabrán los espectadores, que la voz en el recinto, no equivale un poeta teñido de azul o gris; porque los ángeles en el interludio, salpicarán de sangre, las indecibles frases del pueblo inexistente, evocado por un poema de un inividuo también víctima, y un pueblo que jamás, nunca jamás lo entenderá.

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